miércoles, 30 de septiembre de 2009

Entrenando en el balneario de Santa Rosa



El fin de semana estuvo espectacular, nos fuimos con mi esposa a pasar el fin de semana a las playas de Santa Rosa, ubicadas 40 kms al norte de Lima, antes de llegar a Ancón, en pleno invierno, nos alojamos en la casa de retiro Juan Pablo II, quedamos impresionados con la infraestructura del lugar, rodeado de jardines, la vida en comunidad se vuelve espectacular, cargado de mística y religiosidad, tuvimos unos días distintos, que nos permitió recargar el espíritu.



Igual acudí con algunos implementos deportivos y convencí a Erika para que también llevará los suyos, a pesar que el Viernes tuvimos una liturgia de media noche que duro algo más de una hora, que dicho sea de paso, estuvo muy entretenida, igual desperté temprano el día sábado y anime a la "gordita" para que se pusiera las zapatillas y salir a trotar un "rato".



06:30 AM en medio de una neblina enceguedora cuál dos almas en pena, avanzamos por las calles del balneario, el primer susto llegó a los pocos metros que habíamos abandonado la seguridad de la Casa, un enfurecido perro se avalanzó sobre nosotros mostrando sus picados dientes, rápidamente cogí una piedra e hice el amague de aventarsela, en veloz reflejo del animalito lo hizo retroceder los metros que había ganado, alejándose por donde había llegado.......



Cogimos el camino que conduce a la Panamericana Norte, una distancia de tres kilómetros nos separaban de la serpenteante carretera, los primeros 1,500 metros correspondían a una empinada y larga subida, rodeados del imponente desierto, con algo de garúa en el rostro, todavía con el corazón en la mano por el susto de ese bravo animal, avanzamos a paso firme, tras larguisimos 15 minutos por fin tomamos la cima, el resto era pan comido, nos dejamos caer hasta alcanzar la pista, tardamos 22 minutos en cubrir los 3K.



El regreso fue más simple, es increíble como el cerebro almacena, procesa y digiere los datos que recoge en el camino, lo transforma en información, y dirige al cuerpo preparándolo para el despliegue físico, a la ida íbamos midiendo nuestro esfuerzo, pues no sabíamos que tanto duraría alcanzar la pista, que tan dura sería la trepada, que tanto líquido tomaríamos, el objetivo inicial era alcanzar la cima, luego fue alcanzar la pista, siempre dosificando.



Para al retorno, la computadora había procesado la información recibida durante los primeros 3K, ahora se volvía más fuerte el trote, los músculos sabían que cantidad de esfuerzo desplegar, la cima no se veía tan lejos, ni la cuesta tan dura, empleamos 4 minutos menos para el regreso, con ganas de volver a realizar una nueva subida, (bueno Yo estaba con ganas peroErika no), pero decidimos ir a tomar un duchaso para estar temprano en el desayuno.......

Buena la experiencia religiosa, nada como empezar el día con una oración y con un trote de por lo menos 30 minutos, despejas el alma, sudas las toxinas y te predispone a un día mejor......!!

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