Llanta pinchada

Parado a un costado de la pista, mirando como pasaban velozmente los pocos autos que a esa hora de la madrugada transitaban, no podía creer mi mala suerte, me había esmerado en despertar temprano para aprovechar los primeros rayos de luz del verano que recién empezaba, no había rodado ni siquiera 10 kilómetros y la llanta trasera de mi bicicleta había sido pinchada por una imperceptible y muy filuda piedrita, aquellas que arroja el gigantesco cerro que rodea la costa verde......tamré...!!!!, cuando compre la bicla también había comprado mi kit de repuestos, pero no había tenido el entusiasmo de aprender a cambiar la cámara de la llanta o a parcharla, siempre pensé que suficiente sería con llevar algo de dinero en el bolso, y esperar, en esos casos, tomar un taxi que me regresé a casa..........

Pensé que si me hubiera ocurrido esta situación un par de horas más tarde, no sería problema alguno conseguir algún taxi, pero a esas horas de la madrugada, no transitaba casi ningún alma por esa ruta, cansado de esperar, con el frío colándose por mis pantorrilas, tome la cleta y la puse llantas arriba, el solo mirar el piñón, amarrado de la cadena, en medio de los rayos de aluminio, lo único que atine fue a nuevamente ponerla en pie.

Seguían transcurriendo los minutos, la cosa pintaba mejor, grupos de corredores empezaban a transitar por la zona, el tránsito vehicular se hacías más fluido, y Yo, ahí, parado en medio de todo y en medio de nada a la vez, mi cronometro indicaba que habían transcurrido casi 20 minutos desde que mi llanta se quedo sin aire........perfectamente uniformado con los colores del Astana, giraba mi cabeza de izquierda a derecha para ver quién podía auxiliarme.....

La siguiente alternativa era cargar mi cleta al hombro y empezar a caminar con destino a casa, esperando encontrar en el camino alguna estación de gas donde puedan ayudarme, situación que también era complicado al estar con los zapatos de ciclismo, cuando estaba a punto de tomar está decisión, tuve la suerte que por mi lado paso un tipo sobre una cleta de ruta, a buen ritmo se desplazaba, mientras se aproximaba a mi posición, me preguntó si necesitaba ayuda......., grite a todo pulmón...."....que no sabía cambiar de llanta...!!!!" dada la velocidad que llevaba siguió avanzando hasta que desaperció de mi vista....

Minutos después, el mismo ciclista regresó a mi posición, un hombre delgado, de unos cincuenta i tantos años, bigote corto y amplia sonrisa, cogió mi cleta, la puso llantas arriba y con una destreza impresionante realizó el cambio de cámara en menos de 8 minutos........., rodamos algunos metros juntos, Yo estaba sumamente agradecido, pero no hubo tiempo para conversar algo más, me comentó que estaba de visita en Lima, me recomendó tomar algunas clases de cambio de llanta, unos minutos después nos despedimos........

No volví a salir en casi un par de meses, acudí un par de semanas al taller de Juan Carlos para practicar un poco el cambio de cámaras, y algunos truquitos para arreglar algunas fallas menores que pudieran presentarse en la ruta......., termine con mis dedos con forma de "cuchara", aplastados, morados, totalmente engrasados.......pero aprendí...!

He pinchado llanta "n" veces, y he podido auxiliar a compañeros y ciclistas en aprietos que encuentro de vez en cuando en pleno entreno, me demanda unos 20 minutos cambiar la cámar de la llanta, pero es preferible invertir ese tiempo y seguir entrenando...!!!!