Un fuerte oleaje se registro en la costa a lo largo de todo el litoral peruano, olas inmensas sacudían con inusitada violencia las debiles defensas ribereñas, los sitios más afectados fueron Chimbote en el Norte y Pisco en el Sur, el clima continúa frío, deben ser los días más violentos del invierno limeño.
Muy temprano en la madrugada decidí salir a trotar, coordine con mi esposa para que me apoyara llevando a mi hijo al colegio, esa es una tarea de la que diariamente me encargo, con mucho placer pues me da tiempo de conversar con mi cachorro, de aconsejarlo, de reirnos un rato y sobre todo de escuchar las locuras del loco Galdos, locutor de una radio popular en Lima, que a esa hora de la mañana suele hacer de las suyas......, intercambiando las bromas con buena música, si bien es cierto es un trayecto corto, esos 10 minutos los disfrutamos al máximo. Volviendo al entrenamiento, el objetivo era recorrer por lo menos 25 kilómetros a un pace de 5.30 min/km, es decir algo más de dos horas de trote, que tal impacto sentí cuando cruce el umbral de la casa, el duro invierno ingreso por cada uno de mis poros dejandome literalmente congelado..., luego de 10 minutos de trote la temperatura corporal se regulo, logrando mantener un paso uniforme y sostenido.
Mientras avanzaba a lo largo de la Av. Escardo en San Miguel, iba observando la soledad de las calles, pistas húmedas que reflejaban el brillo del alumbrado público, las últimas gotas de garúa se sumergían en los charcos de agua que se habían formado durante la noche, a lo lejos divisaba la cruz que corona la Parroquia del Distrito, aún con las puertas cerradas pues a esa hora hasta los curas duermen....., solo el olor a pan recién horneado me pudo liberar de mi estado de concentración, gire la mirada para ubicar el lugar de donde provenía tanta delicia, era la panadería de los Italianos, gente trabajadora que hace varias decadas llegó al país, el patriarca aún vive y no se cansa de repetir la historia de sus inicios como asistente de panadero en una ciudad llamada Parma, de su periplo para llegar a sudámerica, de como se enamoro de una chinchana, por eso sus hijos son negritos con ojos azules, y demás anécdotas que algún día intentaré relatar.
Luego de 40 minutos ya había trotado algo más de 7 kilómetros, pero hacía casi 20 minutos que el fuerte sonido del oleaje me obligaba a mirar con detenimiento el vaiven de las olas, un mar usualmente tranquilo, hoy estaba picado, las avecillas alborotadas gritaban y se movían con frenesí como intentando calmar las aguas con sus graznidos, la escena era extraña, pero trate de tomarlo de la mejor manera, seguí avanzando con rumbo a Miraflores, luego de 20 minutos, el suelo que pisaba se volvía fangoso, mire detenidamente y me di cuenta que era arena, aquí detuve la marcha, agilice la mirada y observe que el mar había tomando un tramo de la avenida, lentamente, sin fuerzas, pero ingresaba...!!!, las olas reventaban cerca de la orilla pero la masa de agua burlaba las defensas ribereñas....., detuve el cronometro e inicie el camino de regreso a casa, aprete un poco la marcha mientras iba subiendo hasta ponerme a buen recaudo....fue el primer susto de la semana 10.
El segundo susto llegó el sábado, no encontré quorum con el equipo del TEAM 5AM para el entrenamiento sobre la bici, así es que quedé solo con Manuel para entrenar, ya nos acomodaríamos con otros equipos, salimos algo más de las 6AM, ya habían salido a la ruta algunos equipos de ciclismo, raudamente, confiando en lo bueno de nuestro entrenamiento, salimos tras ellos, con la confianza que antes de los 15 kilómetros los alcanzariamos, así fue, antes de llegar al puente Arica logramos cazar al primer grupo, veniamos con una viada impresionante, así es que salimos tras el grupo que había salido más temprano aún, igual logramos alcanzarlos en la subida de Pucusana, seguimos al mismo ritmo hasta llegar a Chilca, una parada técnica permitió que el grupo nos alcanzará así es que decidimos regresar con ellos, los primeros 90 kilómetros de ciclismo transcurrieron sin mayor novedad, luego de mirar el pulso y rehidratarnos, salimos nuevamente con rumbo a Chilca, esta vez ya no teníamos grupos de ciclistas ni delante ni detrás de nosotros, casi todos habían terminado su entrenamiento, igual nos aventuramos con Manuelito, salimos con 20 metros de distancia uno de otro y en fila pegados a la pista auxiliar, ahora sí, más tranquilos, cada uno a su ritmo, procurando que los músculos asimilen el castigo...llegamos a Chilca y emprendimos el camino de retorno...., no había mucho tráfico de vehiculos en la carretera, pero igual manteniamos la misma estrategia.....
La tragedia vino faltando 5 kilómetros para llegar a la meta, no sé como me descuide, lo cierto es que estaba muy cansado había pedaleado 175 kilómetros en algo más de 5 horas continuas, fueron segundos que casi me cuestan el Ironman, un auto estacionado sobre la pista auxiliar, inesperamente empezó a retroceder, para tan mala suerte mia que al momento de estar a mi costado decidió girar hacia el lado por donde Yo transitaba, golpee con mi pierna derecha la parte trasera del auto, sali volando por los aires, cai de espaldas sobre la pista...., todo fue muy confuso y rápido, sentía mucho dolor en mi pierna, pero luego de algunos segundos pude ponerme en pie, el tipo que manejaba el auto me ayudo y me traslado hasta la posta más cercana, luego de realizar unas placas radiográficas el diagnóstico fue que solo se trato de un buen golpe...!! gracias Señor por estar siempre a mi lado...!!!
Tras dos horas de vuelo, pues el avioncito hizó escala en la ciudad de Pucallpa (otra ciudad ubicada en la selva amazónica peruana) por fin arribamos al aeropuerto de Iquitos, el choque de calor fue inmediato e intenso, nosotros habíamos salido de Lima en medio de la madrugada con una densa neblina y una temperatura de 15° C, mientras estábamos en el avión, con el aire acondicionado y la cabina presurizada no habíamos vaticinado el tremendo cambio de temperatura, tuvimos que llegar hasta la zona de equipaje para recién despojarnos de la casaca, chompa, polo de manga larga, gorra y guantes, aún así seguiamos transpirando...., menos mal ya nos esperaba la movilidad del hotel así es que el traslado fue rápido y agradable dado que la camioneta contaba con aire acondicionado...., fueron 4 días muy bonitos que nos permitio entrar en contacto con la naturaleza, la agradable temperatura de 32°C nos permitía estar en la piscina hasta altas horas de la noche, abuse de la ingesta de gaseosas y helados, aún así trate de cuidar mi alimentación a fin de no ganar peso, ya que había decidido no entrenar en esos días para dedicarme por entero a mi familia.
