jueves, 20 de mayo de 2010

Volviendo a la Ruta del Pentagono


El clima está muy frío en la capital peruana, con mucha humedad en las madrugadas, me ha obligado a mantenerme debajo de mis mantas algunas mañanas, inventando cualquier excusa para no someter mi cuerpo a la helada, aún así, estoy tratando de mantener una rutina constante, que podría ser, entrenar dejando un día, lo cierto es que igual despierto 05:20AM, siempre me asomo por las cortinas de mi cuarto, reviso si la pista está muy humeda, en base a ese rápido diagnostico decido si voy al club, donde podré refugiarme bajo un cálido techo o si salgo a dar unos trotes o pedaleada recorriendo las remozadas calles limeñas.


Hoy, si bien es cierto, el frío estuvo extremo, por lo menos las pistas se veían secas, lo cuál me animo a coger mi cleta de ruta, esta vez decidí dirigirme hacia el Pentagonito en San Borja, unos 14 kilómetros de distancia desde mi casa en San Miguel.


Hacía varios meses no recorría este camino, que es de lo más retador, pues mantiene una pendiente ascendente que no me deja andar a más de 28 kms/hora, sumado a la cantidad interminable de cruces de calles, que suelo pasar con mucha precaución, la ida está vez me salió a 22 km/hora en promedio, bastante lento pues prefería reducir la velocidad en algunas zonas un poco más oscuras, las calles permanecían en silencio y casi vacías, las tenues luces de los postes de alumbrado público eran mi única compañía, me extraño ver sobre la Av. Brasil la instalación de graderías adornadas con los colores rojo y blanco (colores de la patria),como preparándose para algún desfile militar, que dicho sea de paso se celebra una vez al año pero todavía a finales del mes de Julio. También extrañe al "chato policiaco" robusto perro que solía aventarse hacia mi bicileta cada vez que me veía pasar frente a la Comisaría de San Isidro, un perro chusco con cara de pocos amigos, patas cortas, rabo cortado, orejas en punta y nariz ñata, aquella que combina con el rostro de un boxeador, esta mañana mientras pasaba frente a la comisaría, espere con cierta "impaciencia" el ataque feroz del chato, aquel perro ñato que los policías de la comisaría habían adoptado, pues solían abrigarlo con un chaleco antibalas, espere y espere, pase lentamente, intentando que mi mirada llegará a los huecos más reconditos, donde solía esconderse el animalillo, pero nada, nunca asomo su estrecha nariz......supuse que el frío lo tendría encojido en algún lugar calentito, así es que continúe con mi camino.


Al llegar al Pentagono, observe poca gente entrenando, no era para menos, con el frío que se siente, le dí una vuelta al circuito con la esperanza de encontrar a otros ruteros, pero los poco que había me llevaban cierta distancia, por algún momento me entro la idea de alcanzarlos, pero volví rápido a mi realidad, no le meto al pedal desde hace algún tiempo, así es que de nada valdría mi esfuerzo, lo único que alcanzaría sería un intenso dolor de piernas al final del entreno, lo cuál me dejaría aniquilado un par de días, y ese no era el objetivo del entreno de hoy.


Regrese tranquilo, siempre la bajada es relajante, me salió una media de 34 kms/hora y un promedio final para los 35 kilómetros de recorrido de 26 kms/hora, 1,200 calorías quemadas y pulsaciones de 140 pm. Aún con frío entre a casa, de donde emanaba un delicioso aroma a tostadas......

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