lunes, 9 de marzo de 2009

Paciencia, la santa paciencia


El sábado, luego de 15 días de ausentarme de las pistas del Sur, decidí darme una vuelta y ver que tan fuerte andaba el grupo, un poco difícil la logística pues la mayoría de los triatletas estaban compitiendo en Bujama, de todas maneras encontre a algunos cuántos que por "X" motivos se habían quedado en Lima.


Partimos del acostumbrado grifo Primax en el kilómetro 19 de la Panamericana Sur, un pequeño pero muy entusiasta grupo de 8 ciclistas, a ritmo suave y constante, adelante el ponja Takano marcaba el paso, el programa indicaba 90 kms, es decir voltear en U a la altura del simpático pueblo de Chilca, la subida de Pucusana siempre tan dura y agotadora, algunas gotas de lluvia fresca nos acompañaron algunos tramos, la neblina tenebrosa disipo a los pocos kilómetros de haber iniciado la marcha, un buen sol amenazaba con seguirnos durante el retorno. Me distancie un poco del carro escolta, me fue bien en la trepada, aproveche para avanzar rápidamente hasta el grifo más cercano donde me abastecí de un par de botellas de gatorade y un poderoso Sublime.


Apenas ví que el grupo se aproximaba a Chilca, salí a darles el encuentro, pero los planes habían cambiado, ahora el retorno se haría a la altura de San Andrés, es decir faltaban 10 kilómetros de pista, en otra ocasión hubiera estado más que contento de poder rodar un poquito más, pero evalúe rápidamente mis condiciones y sabía que sería muy duro el regreso, las piernas las tenía tembleques, había transpirado más de la cuenta, pero lo peor es que mentalmente ya estaba de regreso, no hubo más que analizar, me despedí del grupo e inicie la rodada hacia Lima en solitario siempre con la esperanza de encontrarme con otros grupos de ciclistas que me dieran el alcance o que Yo, de repente, pudiera alcanzar.


En solitario el regreso siempre es más duro, luchar contra las corrientes de aire, contra los fuertes soplidos de buses y camiones desconcentra muchísimo el pedalear, en mis oídos la buena música de Studio 92 sonaba con fuerza, avanzaba entre ritmos regetoneros, merengues de moda, y una que otra melodía de los 80s.....un trailer de dos vagones paso muy lentamente por mi costado, el excesivo peso así como lo empinada de la cuesta de Pucusana hacían que el bus vaya a 20 por hora, un giro a la derecha puso al trailer sobre la balanza, mientras dos policías se avalanzaban a pedir los documentos al chofer....


La bajada de Pucusana súper adrenalínica, pude mantener la velo promedio en 52 Kms / hora, me dejaba caer por la fuerza de la gravedad mientras apretaba el pedal con fuerza para impulsarme lejos....dos kilómetros duró.....ya estaba cruzando las playas de San Bartolo y Santa María, pero el físico estaba por traicionarme, con las piernas duras y las plantas de los pies adormecidos, miré mi cronómetro, había transcurrido dos horas y media.....me sentía exahusto, me faltaban tan solo 12 kilómetros para llegar, pero mentalmente también estaba demolido, baje dramáticamente la velocidad, sentía que el viento quería empujarme hacia la acequia, me metí un pedazo de barra de cereal, más media botella de gatorade, poco a poco me fui recuperando hasta que por fin llegué.......con un dolor de cintura insoportbable, las caderas destrozadas, manos y pies adormecidos, a una media de 30.2 kms / hora, mis 90 kilómetros los culminé en 2 horas y 59 minutos....muy bien!!!!!


Contento con mi tiempo, animé a Kike para un trote de 20 minutitos, de pasadita que me contaba algo de su experiencia en el Ironman de Brasil que corrío el año pasado......mientras conversábamos me di cuenta que debo trabajar mejor el tema mental, paciencia, la santa paciencia, será la cuota adicional que no había contemplado en llevar.

No hay comentarios: