lunes, 20 de abril de 2009

Mi primera bicla montañera....el adios..!


La tarde se pintaba fantástica, por la mañana había ido a pedalear un rato, el fresco viento primaveral asomaba con intensidad, mi pesada bicla montañera, aquella que me gane en un sorteo que hizo el banco, con sus 25 kilos encima, en los 9 meses que la tenía había pasado de ser mi cleta para ir a comprar el pan a una cleta de duatlón....desde que me inicié en el ciclismo, estuve muy preocupado por el adecuado mantenimiento de la máquina, frenos, señales de seguridad, tuercas, cambios, sin la más mínima idea de los diferentes niveles de gama que manejan las famosas marcas Shimano o Campanoglo, mi objetivo era por demás sencillo....sentirme seguro, velocidad, performance, u otras palabras que hoy empleo, no existían en mi vocabulario.....



Antes que cayera el sol, me dirigí al mercado, ubicado a unas tres cuadras de mi casa, donde un par de entusiastas provincianos habían imporvisado un kiosko de reparación de bicicletas, negocio ideal sobre todo para el verano que estaba a algunos meses de distancia.....mi trajinada cleta, fiel corcel, peleador en cualquier circunstancia, perfecto para enfrentar lo cráters más profundos que por aquellos días inundaban las diferentes calles limeñas, pistas descuidadas, veredas rotas, rompemuelles, era el escenario reinante.....


Ronald habían arribado a la capital hacía un par de años atrás, trabajo en cuanto oficio se presentaba, pequeño, regordete, con los pelos lacios siempre en la cara, sus manos sucias, era la típica imágen de mecánico de autos, había elegido como indumentaria un mameluco con muchos bolsillos, donde el letrero "Castrol" era lo más resaltante......un curioso de las bicicletas, durante el verano atendía ingentes cantidades de cletas, las preferidas, las montañeras, así como la mía, duras, de fierro forjado.....no trabajaba solo, lo acompañaba su hermano, quién fungía las veces de administrador, más pequeño aún, con una protuberante panza, elegantemente vestido con camisas a rayas, pantalon de jean negro, cuidaba mucho su cabellera, con el pelo ondulado, mensualmente acudía a la peluquería para el mantenimiento de su permanente.....encargado de comprar los repuestos, y pactar con el cliente el precio y plazo de duración del "trabajito".


El último sábado habíamos salido con Edu y Mónica a pedalear por la Panamericana Sur, un corto paseo desde la casa de Mónica (altura del Puente Alipio) hasta la playa San Pedro, me había costado horrores y una raja en el techo de mi Toyota corolla haber metido la cleta en el asiento posterior.....luego de recibir un dura reprimenda por parte de mi esposa, había decidido cambiar el sistema de ambas llantas de la cleta, de tal manera que puedan desmontarse rápidamente, así pondría las dos llantas en la maletera y el marco en el asiento...


En el kiosko el personal se había incrementado notablemente, la buena demanda de la zona, había permitido que lleguen más hermanos al negocio, cortados por la misma tijera, el más pequeñito era el único que jugaba, mientras el resto se ocupa de alguna que otra cleta.....explicado mi pedido de cambiar el sistema de rodaje de ambas llantas, luego de escuchar por casi cinco minutos en que consistía el trabajito, por fin acordamos que no ascendería a más de S/. 16.


Entusiasmado regresé al día siguiente para recoger mi cleta, para variar aún no se había culminado, luego de 30 minutos de espera por fin me la entregaron, terminada la explicación de como funcionaba el nuevo sistema, me indicaron que el precio era de S/. 80 y no S/. 16, había sido necesario adaptar las pastillas de frenos entre otros "pequeños" arreglos....con mis 16 soles en el bolsillo regresé a casa, sin cleta y sumamente mortificado, sentía que "los ollucos" me habían estafado.....


El domingo mientras estaba en la casa de mis papás, fuimos a la azotea en búsqueda de unas maletas de viaje, en un rincón con las llantas desinfladas lucía una cleta montañera "ALPINA", nuevecita.......luego de conversar con mi papá, me contó un poco la historia de esa máquina, hacía un par de años, en un intento de incursionar en el ciclismo, ilusionado había salido por la tarde con su reciente adquisición....con destino al aeropuerto Jorge Chávez, a tres kilómetros de distancia, su mal estado físico lo obligo a regresar en taxi.....adolorido hasta los huesos, decidió nunca más subirse a la bici, cuando tuvo ayuda de alguién la llevó a la azotea donde permanecía guardada.


Luego de una semana, con mi nueva cleta, pase por el kiosko de "los ollucos", ni hablar me gastaría 80 luquitas en un upgrade para un bicla que su costo no pasaba los 100 soles, hable con el de pelo ensortijado, no dio su brazo a torcer....dado que no llegamos a ningún acuerdo deje la cleta en el kiosko....


Ha pasado más de un año desde aquel episodio, un día me entró la melancolía, finalmente la cleta azul, había sido un buen acompañante, las primeras salidas al sur, mi primera duatlón......en un intento de rescate me acerqué al kiosko, ahí estaban los hermanos, pregunté por el córcel....debajo de una tonelada de bicicletas viejas, marcos en mal estado, llantas reventadas, había sobrevivido todo este tiempo, como esperándome......."S/. 160 soles...!" vino una voz desde al fondo de la tienda, el ensortijado hermano dejó su taper con tallarines a un costado y salio a mi encuentro......"...ha pasado más de un año....ahora la vendo completa..", nuevamente intenté negociar, pero no llegamos a ponernos de acuerdo.....tuvé que dejar mi cleta en aquel lúgubre lugar, caminando lentamente me fui alejando......el pequeño hermano que antes solo jugaba ahora estaba limpiando sus aros cromados, el reflejo del sol, parecía una lágrima que caía lentamente....


Mientras caminaba llegué a la conclusción que fue una buena etapa, un buen fierro que aproveche al máximo para fortalecer los músculos de mis alicaidas piernecitas....pero estaba en un nuevo momento, prácticando ciclismo de ruta, lo más probable es que casi no hubiera utilizado la cleta antigua, como toda cosa que no se usa, se deteriora, solo esperaba que la persona que la compré le encuentre el uso adecuado, a tan maravillosa máquina.

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