Los días de radiante sol empiezan a reinar en Lima, se percibe un ambiente festivo en las calles desde tempranas horas, las 5 de la mañana parecen las 7:30 AM, la fuerte luz que ingresa por las ventanas no permite sostener el sueño más allá de las 6 AM, lo cuál me parece genial pues voy a iniciar los entrenamientos un poco antes de las 5.
El fin de semana estuvo bravísimo, y descoordinado, después de tiempo, el equipo de triatlón se había quedado sin camioneta escolta, lo cuál es muy peligroso - riesgoso, al ser la Panamericana Sur una carretera de altísima velocidad.
Nos vimos obligados a avanzar medio kilometro al grifo siguiente donde se concentran los muchachos que le meten full al ciclismo, para que ver si nos podíamos acoplar a su entrenamiento y poder aprovechar la logística.
Arreglado el tema, salimos tras ellos, a una velocidad promedio de 40 kms por hora, me uní al grupo de adelante para ver hasta donde podía acompañarlos, pasando el puente Arica, en la primera subida antes de llegar al desvío de Santa María, las piernas y físico empezaron a flaquear, no había recorrido ni 20 kilometros de trayecto cuando perdí la rueda del último ciclista, igual me pegué a un grupo de tres chicos que también habían quedado relegados, pero el ritmo que llevaban era demasiado lento como para pescar al grupo, me puse delante con la firme intención de acortar distancias, sinceramente lo estaba logrando, mantuve una media de 35-36 kms por hora, cuando busque apoyo, ninguno de los tres tenía la mínima intención de tomar la posta, baje el ritmo a 32 kms/h, veía como el grupo se alejaba....igual no faltaba mucho para llegar a la subida de Pucusana, aproveche para descolgarme de los tres chicos que poco habían hecho por dar caza al grupo de adelante....minutos después, estaba en caracoles donde el equipo de triatlón esperaba a los que nos habíamos relegado para iniciar el regreso a Lima.
El regreso fue demoledor, fuerte viento en contra, mis piernas molidas tras haber recorrido casi 70 kilometros, sumado a la trepada pasando el peaje de Santa María, hicieron que perdiera rápidamente la rueda, pero no había sido el único, menos mal que delante mio estaba Ivan, me pegué a su rueda, gracias al esfuerzo desplegado avance hasta el Puente Arica, me sentía débil, sofocado, las piernas se me iban agarrotando, el fuerte viento dominaba mis intentos de adelantarme y colaborar en la rodada, finalmente me quedé, ví como la silueta del ciclista desaparecía en el horizonte....solté los cambios para dar descanso a mis alicaídos músculos, bebí los últimos sorbos de Gatorade, comí un Powergel, me acoste sobre los aerobars, y emprendí camino hacia Lima.....ahora solo.
A 25 kms/h el fuerte viento no iba a derrotarme, con los cambios sueltos, me concentré en pedalear con mucha carencia, sin apretar, poco a poco fui alcanzando los 30Kms /h, pero el viento empujaba con vehemencia ante cada intento de acelerar un poco más, mentalmente me tranquilicé, seguí practicando mi ritmo de carencia, tratando de mantener la velocidad promedio, poco a poco fui ganando kilometros, 20 minutos después, tenía a Iván delante mío, no sé si estaba muy cansado, pero casi no pedaleaba. Faltando tres kilometros para llegar, pude por fin acelerar....
Le metimos 40 minutos de trote alrededor de los pantanos de Villa, no sin antes tomarme una coca cola bien heladita, algunos dicen que los deshidrata, que el gas los empacha, particularmente siento que me da la glucosa necesaria para refrescarme y seguir avanzando, problema con gases ninguno y si los tuviera los elimino mientras troto.
Lección aprendida, el viento juega un papel importante en la ruta de ciclismo, a favor o en contra, hay que sabe dar lectura oportuna, pero más importante es tomar las medidas necesarias para afrontarlo, una adecuada estrategia, permite un mejor desempeño, lo viví el sábado, lo viví en Paracas, en los estudios de aerodinámica realizados en el túnel de viento de San Diego, el 80% lo constituye la posición del ciclista, el otro 20% la estructura de la bicicleta. Para los que nos gusta el triatlón una extraordinaria etapa sobre la bicicleta podría dejarnos aniquilados en la etapa más dura, la del trote.
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