viernes, 30 de enero de 2009

Fútbol y Maratón....la sana convivencia?


Corría el mes de Septiembre, estaba agarrando buen estado físico, visitaba el gimnasio tres veces a la semana, hacía poco más de un mes que había iniciado mi nueva vida, trataba de convivir con algo de cigarros y todavía bastante café, mis dolores de cintura permanecían, pero se hacía cada vez más soportable.

Los Martes y Sábados por la mañana empecé a entrenar con los muchachos de la oficina, nos preparábamos para el torneo interno de fútbol que empezaba en unos días, tuve que desempolvar mis chimpunes, comprarme canilleras, entre otros implementos, como una pelota.

Seguía utilizando la trotadora para dar inicio a mi rutina de pesas, pero cada día me mantenía por mayor cantidad de tiempo sobre la dichosa máquina, de cinco minutos pasaron a interminables 25 a 30 minutos, con la profe Gloria nos empezamos a agarrar cierta antipatía, pues no era de su agrado que permaneciera tanto tiempo en la máquina, primero porque no daba oportunidad a otros usuarios, además de dejarla empapada de sudor.....hasta en tres oportunidades me había invitado a que saliera a la cancha atlética a realizar mis largos trotes, corría un fuerte invierno, mi pretexto era que me podía resfriar.....

Había corrido mi primera carrera de fondo 7K organizada por Interbank, no me había ido mal, por lo menos terminé, mi siguiente desafío era alcanzar los 10K, sin un plan organizado, seguía preparándome ejercitando mis piernas sin priorizar aún el tema anaerobico.

En el fútbol, los entrenamientos, agotadores, siempre terminaban con 2 ó 3 kilómetros de fondo, me colocaba a la cabeza del grupo, sintiéndo que iba mejorando conforme le dedicaba más tiempo, el campeonato había iniciado, con un sólido grupo avanzábamos cuál aplanadora a las siguientes etapas.

Me había percatado que luego de cada entrenamiento, pichanga o partido oficial, si bien es cierto terminaba con aire, dado que el fútbol es un deporte en el cuál predomina la fricción entre los rivales, siempre quedaba con algunos moretones, chinchones, rasguños, que no me molestaban en lo más mínimo mientras estaba en la oficina o en casa, pero cuando iniciaba el trote, o carreras de fondo, sentía conforme iba ganando kilómetros de pista, como los pequeños moretones empezaban a tomar vida, latían, se movían, se inflamaban, incluso escupían, llegaba el momento que debía detenerme para que no continuarán las molestias, pero en esos días mi prioridad era la pelota.

Casi un año conviví con mi deporte favorito, el fútbol y mi deporte de iniciación, el fondismo, tendría que llegar la maratón de Lima, para tomar otra decisión importante en mi vida, seguir con el fútbol o dedicarme a entrenar para la competencia que se realizaría finalizando el mes de Octubre. El campeonato de fútbol que organiza el Banco estaba a mitad de temporada, no era titular, pero me gustaba el ambiente, el grupo, los entrenamientos, el campeonato de padres de familia del colegio Claretiano, donde estudia mi hijito ya había terminado, las pichangas de los miércoles cada día se volvían más encarnizadas, y divertidas.
En contra partida, había participado de algunas carreras de fondo, habiendo alcanzado algunas medallitas, sobre todo en las organizadas por Interbank y la Asociación de Bancos, donde corría contra otros "banqueros", que al igual que Yo entrenaban muy de vez en cuando, también me había metido en algunas carreras de la Pilsen, circuitos de 10K, que los Puneños, Cuzqueños, Huancainos, corrían como si fueran 400 metros, había estado en la RPP, y hacía menos de un mes en la media maratón de Lima.
Finalmente opté por priorizar durante semanas mi entrenamiento de fondismo, levantándome antes que saliera el sol, trotando a lo largo de la costa verde, subiendo y bajando colinas, asistiendo al gimnasio un par de veces a la semana, lo único que no había cambiado era mi enemistad con la profe Gloria, cada día se agudizaba más, un día desenchufo la máquina para no seguir trotando, me retiré a la pista atlética a seguir corriendo, finalmente asistí a mi primera carrera de 42 kilómetros, terminé en 4 horas 40 minutos, agarrotado, sangrando de las tetillas, deshidratado y hambriento, debí descansar por más de 30 días para volver a las canchas.....pero ya no sería lo mismo.

No hay comentarios: