viernes, 9 de enero de 2009

Pico de loro, mi reinserción al AELU


Con el diagnóstico del neurólogo en mis manos, tenía que tomar una decisión importante en mi vida, seguir sedentario, consumido por el cigarrillo, inundado de tanto café, dedicando 14 horas al día al trabajo, llegando tarde a casa, almorzando a cualquier hora, sudando hasta cuando estaba sentado, la práctica deportiva había quedado relegado a la pichanguita dominguera en el barrio, en una de esas canchitas multiusos con tantas líneas trazadas en el concreto, pues sirve para fultbito, voley, basquet, en una época peligroso delantero, a mis 29 años pedía a gritos el arco, la clase nunca muere, así es que mis 10 minutos sobre el cemento eran memorables, el siguiente segundo el dolor de espalda me obligaba a sentarme o a permanecer casi detenido y que mejor lugar que el arco, pues por lo menos me mantenía "jugando".

Llegue a casa temprano, Alfonsito jugaba con sus peluches, pase por la sala, esquivando naves espaciales, power rangers, tanques y otros juguetes que se los había comprado pensando que eran para mi, pues el con sus cortos 2 añitos estaba entusiasamado con un carrito que lo ayudaba a caminar un poco más rápido. Mi esposa aún no llegaba del trabajo. La cintura me apretaba como nunca, el vioxx lo había tomado temprano y el efecto relajante estaba desapareciendo. Me sente en el sofá, instintivamente mi mano buscaba el control remoto, encendí la TV, un rápido paseo por FOX Sport, ESPN, algo de fútbol, finalmente termine en un canal local. Acomodé el cojín en mi espalda, como acomodándola para disminuir el ligero dolor que poco a poco se iba poniendo intenso.

Mientras revisaba mis placas, mi mente repetía, "Pico de Loro", .....la receta del doctor había sido contundente, vioxx de por vida, condicionado al dolor, podría agregarle algunas pepas de Panadol, aunque mi favorita era Apronax, mientras revisaba el diario, ya estaba sobre la mesa un suculento plato de tallarines rojos con dos presas de pollo, la infaltable pierna, jugosa, deliciosa, y un pedazo de pecho, seco pero contundente, un vaso de gaseosa con una generosa porción de gelatina completaba la cena, en la mesa, la empleada, había puesto una cesta con dos panes, mantequilla y algo de mermelada....que rico..!!!! en dos tiempos estaba sentado en la mesa del comedor, tenedor en mano fui aniquilando poco a poco el tremendo plato que me habían servido, que definitivamente quedaría corto, este cuerpazo necesitaba una dosis adicional, pero ahora con un par de huevitos fritos montados.....ahora sí había tanqueado.

El invierno pasaba lento, nuestro departamento casi pegado al mar hacía sentir el crudo dolor del hielo por las madrugadas, mañanas nubladas , con harta llovizna. Mi primera decisión había sido abandonar las pichangas domingueras, me estaban matando, lo segundo era regularizar mis pagos en el club, dado que no estaba en mi prioridad el tema deportivo, había suspendido mi cuotas mensuales, como diría el buen Sr. Barriga, 14 meses de renta...... Al día siguiente, acudí temprano al club, regularice mi pagos atrazados, me felicitaron como si recién me hubiera inscrito, casi entre aplausos me retire del área de Tesorería, el siguiente paso era visitar el gimnasio, además el verano se acercaba, había que dar forma a estos mondongos.....

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